El camino que conduce a las Artes Marciales es muy ancho y sus ramificaciones son infinitas.
Hoy en día una persona que busca aprender un Arte Marcial, tiene una infinidad de posibilidades. Puede acceder a artes basadas en la defensa, en el ataque, furtivas, tradicionales, más cercanas a lo deportivo, o también a las artes contemporáneas, también llamadas artes libres.
Se verá influenciado por llamativas publicidades en revistas, televisión, o talvez llegará a una Escuela o Dojo, por el consejo de un amigo, familiar, practicante o simplemente por haber presenciado una clase.
Una vez elegido, y luego de haberse iniciado en la práctica, en el entrenamiento marcial, el practicante permanecerá ligado a la escuela, solo, y únicamente si encuentra en el ambiente donde se desarrolla, armonía, compañerismo, entrega y apoyo incondicional del maestro, quien no sólo lo entrenará sino que lo guiará, lo apoyará, lo contendrá y le brindará el consejo de maestro y amigo en los diferentes tramos de este camino marcial.
Cuando algunas de estas cosas no suceden, el practicante tarde o temprano abandona, sin mencionar los que lo hacen tempranamente por sentirse defraudados por recibir algún golpe no deseado durante la clase, cosa que ocurre generalmente con niños y adolescentes.
Otras de las causas de abandono se deben a la falta de entusiasmo, muchas veces producido por la monotonía en la práctica, repetición hasta el cansancio de técnicas simples y a veces sin sustento, el muy extenso precalentamiento, que deja poco tiempo a las técnicas marciales, y los largos años de carrera hacia el instructorado, por sobre todo en disciplinas ligadas a la ortodoxia marcial.
Desde hace aproximadamente 20 años las Artes Marciales contemporáneas, nacidas en Argentina, han ido llenando esos vacíos y ocupando nuevos espacios. Estas organizaciones han sabido satisfacer muchas inquietudes que permitieron canalizar el entusiasmo del principiante, incorporando gran cantidad de practicantes, logrando en poco tiempo infinidades de logros, adaptando sus técnicas nuevas, frescas y por sobre todo efectivas a la época actual en que nos toca vivir y basando sus técnicas precisas y contundentes, a la practicidad en pos de la economía de movimientos logrando mantener intactos los conceptos marciales.
Éste es el caso del Arte Marcial HAM-DO
Mi inicio en las Artes Marciales comenzó en el año 1980, entrenando durante 19 años no menos de 8 artes diferentes.
En el año 2000 conocemos junto a mi esposa Roxana (también artista marcial) el Arte Marcial Hwarang Do Kwon, fundado por el Maestro Eduardo Sánchez, hoy evolucionado en HAM-DO. Desde aquella primera clase nos sentimos parte de esta gran familia, entrenando siempre en un ambiente cálido, de honesto compañerismo, disfrutando las clases y apuntando siempre no sólo al crecimiento del artista marcial, sino al personal, el ser humano.
Estos siete años de práctica me han permitido conocer grandes personas entre Maestros y Colegas. También me han obsequiado su amistad aquellos que fueron profesores y alumnos… hoy mis “amigos”.
Hoy, el representar a HAM-DO como profesor, me ha permitido expresar mis ideas como artista, enseñar con el mismo entusiasmo de los primeros días, sintiendo el respaldo de una organización seria en cada momento.
Parafraseando en comienzo, “el camino que conduce a las artes marciales”, me posibilitó poder desarrollarme como profesor, enseñando un arte completo cuya finalidad no apunta solo a formación técnica de los instructores, sino a la sumatoria de valores humanos que potenciados con la práctica del arte marcial, tenga como resultado seres de bien.
Mario A.Alonso
Profesor Ham-Do
